En primer lugar, queremos destacar que jugar a juegos de mesa con los abuelos nos asegura pasar tiempo de calidad con ellos. Lo nombramos lo primero porque a veces parece que este motivo no es lo suficientemente importante. Todos tenemos derecho a divertirnos y pasar tiempo de calidad los unos con los otros. Aun así, si analizamos a fondo la actividad de jugar a juegos de mesa y lo que nos aportan los juegos modernos, veremos que hay muchas más razones para jugar con nuestros mayores.
Aunque el fin de jugar es divertirse, por el camino nos dejan muchas perlitas. Los juegos de mesa potencian nuestras funciones cognitivas, por lo que son perfectos para estimular cognitivamente a las personas mayores. Concretamente, con los juegos de mesa utilizamos diferentes tipos de memoria, como la memoria a corto plazo o memoria de trabajo cuando nos explican cómo funciona un juego y luego al jugarlo seguimos sus normas; juegos que trabajan explícitamente la memoria en los que por ejemplo tienes que intentar acordarte de dónde viste algo o de la historia que estamos contando entre todos. La memoria funcional en la que tienes que utilizar conocimientos adquiridos como por ejemplo sumar.
En relación con la memoria, los juegos de mesa también estimulan la atención al tener que estar en una misma actividad durante un periodo de tiempo. Además, trabajamos tanto el lenguaje escrito como el oral. A veces hay que leer algunas cosas, formar palabras, explicar reglas, inventar una historia, explicar una acción que haces, describir algo, etc. El cálculo está presente en cualquier juego en el que haya que contar una puntuación, además de en todos aquellos juegos centrados en conocimientos matemáticos.

El razonamiento abstracto también es muy importante. Partiendo de una determinada situación hay que deducir sus consecuencias posibles utilizando la lógica. Este mecanismo nos sirve para tomar la decisión que nos lleva a realizar la acción que pensemos que es la más óptima. Los juegos de mesa también trabajan la toma de decisiones.
Como dice Bauermeister, 2008, las funciones ejecutivas son actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas. Cuando jugamos a juegos de mesa realizamos todas estas funciones que nos llevan a intentar ganar una partida. A veces lo hacemos de manera individual (juegos competitivos) y otras veces de manera grupal (gran parte de los juegos cooperativos)

Muchos juegos nos hacen trabajar nuestra percepción espacial y la orientación. Son juegos en los que tenemos que tener en cuenta cómo están situadas las cosas en la zona de juego y cómo interaccionan con su entorno. Un ejemplo sería el juego Speed Cups, de Mercurio. Además, con los juegos también se trabaja la percepción visual cuando tenemos que diferenciar, por ejemplo, formas o colores. No nos tenemos que olvidar de que algunos juegos también tienen en cuenta la percepción auditiva. En este caso son juegos en los que por ejemplo tenemos que hablar y escucharnos unos a otros, tocar un timbre, decir cierta palabra cuando pasa algo y el resto escucharla, etc.
Dentro de todas estas capacidades relacionadas con la estimulación cognitiva no nos tenemos que olvidar de la velocidad de procesamiento. Hay ciertos juegos que te empujan a tomar decisiones y reaccionar rápidamente. Si jugamos en los talleres a este tipo de juegos de manera competitiva debemos agrupar a personas de edades parecidas, es decir, en estas partidas no participaremos. Además, con la práctica ganamos velocidad al procesar la información y tomar decisiones en cualquier tipo de juego.
Por hoy nos vamos a quedar aquí. En otro artículo hablaremos del resto de habilidades que trabajamos con los juegos de mesa y por lo que es tan importante que juguemos con nuestros padres, madres, abuelos, abuelas y demás personas mayores. También es un tipo de actividad muy interesante para realizar en Centros de Día y Residencias.
Si te ha gustado este artículo te recomendamos que leas la segunda parte
Por qué jugar con nuestros mayores, segunda parte
Recibe nuevo contenido directamente en tu bandeja de entrada.
Excelentes razones. A mí me encanta jugar con mis abuelos, nunca lo dejé, desde pequeña jugaba con ellos a las cartas, al dominó, al parchís… siempre en casa se echaba una partida antes y después de comer o cenar.
Cuando descubrí este mundo de los juegos modernos quise enseñarles. Fue una alegría descubrir que jugaban también solos a juegos nuevos! (Y no solo porque yo se los “imponía”) Fue como devolverles el favor de enseñarme a jugar, que tanto disfrute me ha dado.
Muchas gracias Isabel. Me siento muy identificada con lo que pones. Mi gusto por jugar viene también de mis abuelos. Cuando les enseñé los juegos modernos resulta que también los disfrutan un montón. Como comentas es muy importante no imponer. Por suerte existen muchas actividades diferentes para gustos diferentes.