Las consecuencias de forzar aprendizajes para los que el niño o la niña aún no está preparada, son numerosas, y, además, pueden ser bastante dañinas para la mente de un o una peque.

- Frustración y ansiedad: Si el niño se enfrenta a un aprendizaje demasiado difícil para su nivel de desarrollo, puede sentirse frustrado y ansioso al no poder lograrlo. Esto puede tener un efecto negativo en su autoestima y confianza en sí mismo.
- Falta de motivación: Si el niño siente que no puede hacer algo, es menos probable que esté motivado para intentarlo de nuevo en el futuro. Esto puede llevar a una falta de interés en el aprendizaje y en la adquisición de nuevas habilidades.
- Desarrollo desigual: Si se espera que un niño aprenda habilidades para las que no está preparado, esto puede hacer que se salte etapas importantes de su desarrollo. Esto puede llevar a una falta de equilibrio en su crecimiento y desarrollo en general.
- Estrés emocional: El estrés emocional puede tener un impacto negativo en la salud mental y física de un niño. Si se le exige que aprenda cosas para las que no está preparado, esto puede llevar a niveles elevados de estrés emocional.
- Desinterés por el aprendizaje: Si el niño se siente abrumado y frustrado con el aprendizaje, es posible que pierda el interés en aprender en general. Esto puede tener efectos a largo plazo en su capacidad para aprender y su desarrollo cognitivo en general.

En resumen, es importante asegurarse de que el aprendizaje se adapte al nivel de desarrollo del niño para evitar consecuencias negativas en su crecimiento y desarrollo, es decir, respetar sus ritmos. Esto supone dar a los niños y a las niñas tiempo para crecer y para madurar, adaptando los procesos de enseñanza y aprendizaje a sus necesidades e intereses.