Las consecuencias de forzar el aprendizaje son numerosas y pueden ser bastante dañinas para la mente de un niño.
Desde una perspectiva psicológica, las consecuencias de forzar el aprendizaje pueden verse en forma de baja autoestima, ansiedad y depresión. Desde una perspectiva educativa, las consecuencias de forzar el aprendizaje se manifiestan en un bajo rendimiento académico y una menor motivación por el trabajo escolar.
Los niños y las niñas nacen con la necesidad de crecer y con una curiosidad innata que la escuela reglada destroza cada vez antes.
Por eso es importante dar a los niños y a las niñas tiempo para crecer y para madurar, adaptando los procesos de enseñanza y aprendizaje a sus necesidades e intereses.